En realidad el hombre no tiene por qué ser fuerte, terco y decidido. Y una mujer
no tiene que ser amable y cariñosa. Todo esto es sólo un juego de rol.
Y realmente no importa quién es
quién – un chico o una chica. El idolo adolescente Bill Kaulitz (Tokio Hotel) se
ve incierto, y los jóvenes como él precisamente porque no les gusta la brutal,
algo que genere amenaza.
Ahora es una tendencia en Europa.
Es maravilloso que los chicos sean libres, que no tengan que inspirar a nadie en
toda clase con tonterías acerca de los hombres y mujeres que crecen con revistas
y escuchan buena música y sobre al que nadie mira con recelo, incluso si
provienen de casa vestido con papel higiénico.
Esta es una sensación increíble –
de ser quien eres: pensar, mirar y decir lo que quieras, no lo que necesitas
esperar.
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